Carl Zimmer / The New York Times
Los humanos modernos se desarrollaron en algún lugar de África, hace casi 200.000 años. Pero, ¿cómo fue que nuestra especie siguió adelante para poblar el resto del mundo?
La pregunta desvela a científicos desde décadas, y los investigadores creen haber encontrado una respuesta: tres equipos diferentes de genetistas han examinado ADN recolectado de culturas de todo el mundo y concluyen que el linaje de todas las personas tiene su origen en una sola población que surgió en África entre 50.000 y 80.000 años atrás.
“Creo que los tres estudios están diciendo esencialmente lo mismo -dijo Joshua M. Akey, de la Universidad de Washington-. Sabemos que hubo múltiples dispersiones desde África, pero podemos localizar nuestro linaje de vuelta a una sola”. Según informa la revista “Nature”, los tres equipos secuenciaron el genoma de 787 personas (pobladores indígenas de todo el mundo: vascos, pigmeos africanos, mayas, beduinos, sherpas e indios, por nombrar unos pocos).
Los datos
El ADN de las poblaciones indígenas más viejas resulta esencial para entender la historia humana, creen muchos genetistas. Sin embargo, se habían secuenciado hasta ahora pocos genomas enteros de personas fuera de centros poblacionales como Europa y China.
Esqueletos y herramientas hallados en sitios arqueológicos indican claramente la existencia de humanos modernos en Europa, Asia y Australia, pero ya en los años 80 un grupo de paleoantropólogos y genetistas había empezado a promover la hipótesis que parece confirmarse ahora. Y los primeros estudios de fragmentos de ADN también respaldaron este argumento: todos los no-africanos están emparentados estrechamente entre sí -arrojaron los estudios-, y todos se derivan de un árbol genético con raíces en África.
Sin embargo, hay también pistas de que al menos algunos humanos modernos vivieron fuera de África antes de 50.000 años atrás. Quizás hayan sido parte de una ola previa de migración. En Israel, por ejemplo, se encontraron unos esqueletos claramente de humanos modernos que tienen entre 90.000 y 120.000 años de antigüedad. En Arabia Saudí e India, se hallaron sofisticadas herramientas que se remontan hasta 100.000 años. En octubre, científicos chinos hallaron dientes de Homo sapiens de al menos 80.000 años de antigüedad y, quizá, hasta 120.000 años. Algunos científicos han argumentado a partir de estos hallazgos que hubo una expansión humana desde África antes que hace 50,000 años.
¿Refutación?
En 2011, Eske Willerslev, genetista en la Universidad de Copenhague, y sus colegas encontraron, mediante la secuenciación del genoma de un aborigen australiano, pistas sobre la expansión desde África: reconstruyeron el genoma a partir de un rizo de cabello de un siglo conservado en un museo. El ADN contenía variantes peculiares que no se hallan en europeos o asiáticos, e hizo que surgieran enredadas preguntas sobre los orígenes del pueblo que llegó originalmente a Australia y cuándo lo hizo.
Intrigado, Willerslev decidió hacer un nuevo estudio genético, pero con aborígenes vivos. Él y su equipo obtuvieron ADN de habitantes originarios de Papúa Guinea. En el laboratorio fueron capaces de secuenciar 83 genomas de aborígenes australianos y 25 de pobladores originarios de Papúa Nueva Guinea; el trabajo logró además mucha mayor precisión que en el estudio de 2011.
En el ínterin, el equipo de Mait Metspalu, del Biocentro Estonio, inició otro proyecto para recabar genoma.
Se eligieron 148 poblaciones, en su mayoría en Europa y Asia, con unos pocos genomas de África y Australia. Secuenciaron 483 genomas en alta resolución.
Y a su vez David Reich, renombrado genetista en la Facultad de Medicina de Harvard, y sus colegas dieron forma a una tercera base de datos de genomas de los cinco continentes: contiene 300 genomas de alta calidad de 142 poblaciones.
Los datos se estudiaron por separado y los tres grupos llegaron a la misma conclusión: la gente en todas partes desciende de una sola migración de los primeros humanos desde África hace entre 50.000 y 80.000 años. Y, en general, no encontraron evidencia genética de que haya habido una migración anterior.
Salvo por una excepción: Metspalu y sus colegas concluyeron que el origen de 98 % del ADN de cada persona puede localizarse hasta esa sola migración desde África de hace entre 50.000 y 80.000 años. Sin embargo, el otro 2 % resultó ser, a todas luces, mucho más viejo.
Concretamente, Metspalu concluyó que toda la gente en Papúa Nueva Guinea es portadora de una traza de ADN de una ola anterior de africanos que dejó el continente mucho antes, quizás hasta 140.000 años atrás, y que después desapareció totalmente.
“Si ellos existieron efectivamente, estos primeros pioneros humanos fueron capaces de sobrevivir durante decenas de miles de años”, resaltó Luca Pagani, uno de los científicos que trabajó con Metspalu en la Universidad de Cambridge y en el Biocentro Estonio.
Lo que aparentemente sucedió es que cuando la última ola salió de África, ya habían desaparecido los descendientes de la primera ola. “Quizá no eran avanzados tecnológicamente, viviendo en pequeños grupos”, aventuró Pagani.
Otra división
La nueva investigación también sugiere que la división del árbol humano empezó antes de lo que los expertos habían sospechado. Reich y sus colegas sondearon sus datos en busca de la evidencia más antigua de grupos humanos separándose genéticamente entre sí.
Encontraron que los ancestros de los cazadores-recolectores de los KhoiSan, que viven en el sur de África actualmente, empezaron a dividirse de otros seres humanos alrededor de 200.000 años atrás y quedaron plenamente aislados hace aproximadamente 100.000 años. Ese hallazgo es un indicio de que nuestros ancestros ya habían evolucionado conductas vistas en seres humanos, tales como el lenguaje, hace 200.000 años.